A partir de la necesidad de sumergirnos en los espacios que dicen llamarse “públicos”, desprendemos de sus: arquitecturas y atmósferas, una dramaturgia que nace ha partir de la explotación de dichos sitios, así convirtiéndolos bajo nuestra propuesta en escenarios prestos para el teatro.
De nuestra política se desprende un respiro a la normalidad “agobiante” de nuestra ciudad y romper con esta condición a la que esta sujeta el arte en nuestro país situándolo muchas veces como un hecho alcanzable solo para elites, olvidando que los principios del arte se construyen a partir del pueblo y siendo nosotros los artistas su voz y reflejo.
Salimos a la calle llevando el drama a lugares donde este se produce, evidenciando conflictos sociales, para exponerlos a la opinión publica. Nuestros espectadores son sorprendidos por nuestros espectáculos sin previa convocatoria, bajo el alero del drama nos enfrentamos al riesgo que conlleva trabajar sin permisos municipales, nos hacemos cargo en cada una de nuestras obras de la reacción epidérmica de la gente y creamos a partir de ellas. Nuestro trabajo a su vez pretende masificarse y permanecer en el tiempo con la ayuda de registros audiovisuales, por lo que utilizamos en nuestras puestas artes integradas como el: cine, la fotografía y magazines. Por ultimo, nuestra remuneración es “independiente” al momento de la representación: la gorra esta obsoleta en nuestra política.
Instalamos nuestra labor, como un suceso real que acontece en tiempo presente, con antecedentes del pasado (no se puede criticar el presente sin revisar la historia) y también de nuestros imaginarios. Nos proyectamos hacia un futuro del cual nos sentimos responsables como creadores, y por medio del análisis y conocimientos adquiridos pretendemos concebir un espacio gratuito y publico para el teatro: “la calle”, y forjar en este, un nuevo conocimiento y acontecimiento teatral.
martes, 19 de junio de 2007
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